Era una tarde de Julio, el día estaba contemplado por las personas y su caminar. Ingresé a un lugar alto y amplio de espacio , como si entrase a la misma capilla Sixtina. Mi curiosidad y ganas de ver lo increíble me jalaba a través del hall. Cuadros hermosos, van Gogh, da vinci, Giuseppe Recco, Donato Creti.
Todos estaban protegidos con una varilla dorada que simbolizaba el paso prohibido, y que daba a entender que solamente se puede ver mas no tocar.
Aunque la belleza sea perfecta, la combinación de colores que tenga sea la adecuada, sin poder tocar su textura, sentirlo, es imposible apreciarlo en su totalidad. Que impotencia. Eres como un cuadro en un museo de Italia. Tan cerca, pero tan lejos.
26.07.2013
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