...Ha pasado una década desde que quedé atrapada en las profundidades del océano.
En tantas ocasiones que me hundí, donde el agua llego hasta mi garganta presionándome y despojándome de la superficie. Creí que jamás podría salir a flote.
Sin embargo, finalmente y sin saber la explicación, he terminado sobre las rocas, a la orilla del mar. Todo lo que me ataba, me manipulaba y me ahogaba ha quedado lejos. Donde solo el agua se lo ha llevado...
Puedo sentir la brisa fresca y fría que roza mi cuerpo. La solidez de las rocas, la firmeza de la tierra.
De a poco empiezan a llegar mis pensamientos:
Realmente es el final de mi hundimiento?.
Estoy mareada,... No sé dónde estoy.
Empiezo a mover los dedos de mis manos, el adormecimiento se va desvaneciendo y comienzo a sentir el peso de mi cuerpo.
Han pasado 10 años, y aquella niña inocente que entró al mar confiada de poder superar el oleaje, se ha convertido en una mujer.
El mar arrasó con todo, dejándola sin nada. Lo único por lo que lucho en todos estos años fue el de mantenerse con vida. Aun cuando muchas veces prefería ahogarse y dejar de existir.
Sin embargo, no era solo su amor propio lo que le daba las fuerzas para querer salir a la superficie y tomar aliento para continuar nadando entre marea y oleaje. Había algo más y de lo que el mar aun después de habérselo arrebatado y llevado, ella recordaba.
Era el amor que aún le sentía a aquel hombre. Ya no sabía donde encontrarlo, o si pudiera recordarla. Pero fue lo que la mantuvo luchando durante todos estos años. Con la esperanza de volverlo a ver. De volverlo a encontrar.
Ahora en tierra firme, solo se pregunta si podrá volver a verlo.
- ¿A dónde ir? No sé a donde ir.... no sé por donde empezar una vida. Todo lo que mi mente se acostumbró y se enfoco fue en salir del océano. Me siento muy sola.
¿Cómo podré encontrar alivio?
Es ahora para mi tan desconocido este mundo. No sé como pertenecer a él.
Debo encontrarte.
11.12.19
