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viernes, 21 de abril de 2017

Extrañandote

Todavía no terminó la tarde en que comencé a extrañarte, la tarde en que sonaban en el barrio desierto de un sábado cualquiera de cualquier año, de algún mes de otoño derramado en un día anónimo.

Sintiendo como la piel de mis manos claman por unirse a la piel de tus manos, para volver a alcanzar los instantes de gloria, de felicidad que he vivido a tu lado... Claman, ruegan, quieren, se desviven, se agotan en ese deseo urgente...

Ya estoy cansada de los días incompletos, de hacer equilibrio sobre el delgado filo de la rutina aplastante. Y ese deseo se acrecienta cada vez más cuanto te traigo a la memoria, compuesta en formas, en contornos que engendran la luz primigenia utilizada para crear la belleza de tu presencia, hoy ausente desde el fatal momento en que nos vimos por última vez.

Cómo seguir avanzando hacia el futuro si no sé qué es lo que forma fila a mis espaldas, sé que estuviste tú en una parte de mi pasado, pero luego no sé si yo también ocupo una parte de tu pasado, en tus recuerdos, en tus momentos dedicados a pensar en lo que vivimos juntos.

Sigues estando en retazos de jornadas que frecuento en una implacable soledad, en todas la esquinas que transito, en los pliegues de pétalos de flores que escoltan comarcas inefables...Cómo extraño la suavidad de tu piel asomada a los rayos de soles de interminables colores.

Como extraño volver a sentirte, a tocarte, a estar a tu lado...