Ya han pasado varias noches desde que me embarque en este barco. Lo tomé porque era de los últimos al que le anunciaban zarpar.Estuve esperando varios días por el indicado, pero todos se fueron desapareciendo uno a uno, se fueron yendo y de a poco y cada vez mas sola me quedaba.
No supe que hacer, accedí en contra de mis deseos y sueños. Algunos marinos subieron también, más sin embargo, yo sería la que estaría al mando del timón.
- ¿A donde ir?- Me lo pregunto cada noche.
A medida que perdía de vista la tierra, solo veía mar en cualquier dirección. La confusión y la incertidumbre avanzaba con el paso de los días. Sin rumbo, dirigiendo el timón hacia donde parecía haber mejores aguas. Pero ello no tenia un rumbo, solo llevada por el viento y el mar.
Sin un rumbo a tomar, algunos marineros señalan alguna dirección, otros en cambio señalan otra. Un barco perdido, un capitán sin rumbo, sin un mapa o un destino. ¿En que momento llegue acá?
-No quiero estar más al timón, ¡que alguien lo tomé por favor! ¡Quiero salir de acá! Por favor!! -lo gritaba arrodillada sobre el entablado del puente de mando.
Cada noche me abrazo fuertemente, deseando que solo sea un mal sueño, pero me despierto llorando sin saber aún que hacer.
A veces escucho cantos, melodías de la tierra soñada. Tal vez sea el efecto de tantas noches navegando, como lo que suelen llamar el síndrome de los capitanes. Algunos hablan de sirenas....quizás yo también este pasando por un utópico sueño anhelando pisar de nuevo tierra firme.
28.06.16
